domingo, 2 de marzo de 2008

Dia 8

Hasta el día de hoy hemos mencionado únicamente casos de desmovilizados que han optado por delinquir o ser sostenidos por el estado, y de desplazados que han sufrido terribles penas y se encuentran en situaciones precarias.

La impresión que podemos habernos hecho con los relatos anteriores de estas personas es, probablemente, la misma que antes teniamos de los desplazados y reinsertados. A decir verdad, casi todos los colombianos tenemos una percepcion en comun de estas personas: las vemos como personas violentas, rodeadas por la muerte y la desgracia continua. Por esta imagen mental que nos hemos hecho del asunto es que creemos que es imposible que estas personas rehagan su vida como ciudadanos de bien, razón por la cual tendemos a marcarlos como desadaptados y delincuentes en potencia. El mismo rechazo que esta creencia genera de nuestra parte hacia estas personas, es el que, en muchas ocasiones, impide que puedan adaptarse correctamente a la sociedad y terminen optando precisamente por la delincuencia, tal como habíamos garantizado. Todo este fenómeno social, causado por las impresiones, no es más que una profecía autocumplida.

Sin embargo, algunas personas luchan por demostrar que esta creencia es totalmente injusta y basada en una percepción subjetiva del problema. Estos defensores de los marginados y victimas de la violencia argumentan que, como todos los días la gente recive noticias como las que hemos mencionado en esta bitácora hasta ahora y pocas veces son dados a conocer casos de reinserciones exitosas, la sociedad ha desarrollado un prejuicio que se ha generalizado hasta abarcar a casi todos los grupos afectados por el conflicto armado. Estos prejuicios, segun los expertos en el tema, hacen que a muchos de estos individuos se les juzgue incorrectamente y se les nieguen oportunidades, lo cual causa que no puedan adaptarse a la sociedad o que sea imposible acceder a oficios que les permitan ganarse el sustento, lo cual causa que su drama continue en las ciudades y se vean obligados a recurrir al robo y otras practicas para sostenerse.

Es por eso que existe una verdadera necesidad de exponer al reinsertado como una persona con dignidad y con potencial para integrarse favorablemente en la sociedad y ser un miembro productivo de la comunidad. Como veremos en adelante, muchas de estas personas, después de su movilización obligatoria hacia las ciudades, han demostrado que son capases de desafiar los prejuicios y la adversidad y seguir adelante, con pocas ayudas, pocos recursos y muchas veces solo con una enorme fuerza de voluntad, mas sus casos son dejados a un lado o tomados como excepciones a la regla.

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