viernes, 14 de marzo de 2008

Dia 20

Hablando mas a fondo sobre las perdidas que este desplazamiento significo para mi amiga, me lleve una increíble sorpresa, la cual descubrirán a lo largo de esta entrada. Movilizarse para mi amiga no solo significo dejar todo lo que se tiene atrás. De hecho, esta no es mas que la primera parte del drama para todo desplazado. La parte realmente horrible del asunto, según ella y muchos otros, es llegar a un lugar desconocido. Mi amiga no estuvo en Garzón mas de 20 días. Después de ese tiempo fue a Bogota, donde su padre tenía una casa desde 1985. Una vez instalados ahí descubrieron lo que era llegar a un ambiente hostil. No conocían a nadie, no tenían ingresos temporalmente, estaban bastante asustados y no podían sacar sus cosas de Florencia. Así que su padre uso el dinero de las cuentas bancarias para empezar de nuevo en Bogota. Fue entonces cuando, según mi amiga, empezó la "racha" de su papa, pero la mala. Al no conocer a nadie fue estafado un sinfín de veces, perdiendo lo que tenia y endeudándose terriblemente. Cuando pudo vender las cosas que tenia en Florencia, tuvo que pagar deudas con la mayor parte de la plata recibida e invertir lo poco que tenia, pero lejos de Bogota. Fue entonces cuando su padre se vino al Valle, pero solo, ya que tuvo problemas con el resto de su familia después del desplazamiento. Por esta razón, mi amiga, su madre y hermanos tuvieron que irse a Armenia, ciudad que quedo en la pobreza mas atroz después del terremoto, por lo que una vez mas mi amiga conoció lo que era la violencia.

Ahora que goza de un estilo de vida tranquilo nuevamente, mi amiga me cuenta que, curiosamente, no ve que en su familia haya quedado alguna secuela psicológica o social. Ella dice que todo se resumió en últimas a problemas económicos. Aunque admite que su familia tuvo problemas y se desintegro temporalmente, esto no se debió en ninguna forma al desplazamiento y afirma que todavía guarda contacto con todos sus familiares y amigos en Florencia. Este es sin duda un caso en que la perdida fue de enorme magnitud pero únicamente material, y el resultado fue que tuvieron que llevar un estilo de vida precario por algún tiempo, mas el impacto psicológico o social fue mínimo o nulo. Definitivamente, para aquel que todavía piense que todo desplazado siempre va a tener un estigma en su mente o espíritu y que no va a poder reintegrarse en mucho tiempo, esta anécdota le servirá para evaluar la validez de su creencia.

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