lunes, 10 de marzo de 2008

Dia 16 (PRIMERA CONCLUSION)

Retomemos todo lo que hemos registrado hasta aquí para sacar nuestra primera gran conclusión. Hasta ahora hemos visto familias de desplazados en diversas condiciones: desgarradas por el dolor; desunidas por el conflicto armado; sufriendo por la pobreza y el hambre; reconstruyendo su vida en las ciudades; ya sea en las calles, en trabajos mal pagados o en sus propios negocios; o incluso atracando, robando y recurriendo a todo tipo de actividades ilícitas. También hemos examinado las diferentes perspectivas que los caleños tienen del desplazado, que van desde la imagen de vagos o criminales en potencia hasta la de personas que merecen lastima y que exigen justicia. Por otro lado, hemos visto desmovilizados que han optado por: delinquir, volver a las viejas andadas, vivir sin trabajar sosteniéndose de las ayudas del gobierno o por estudiar, seguir el programa de reinserción al pie de la letra y conseguir trabajos para volverse ciudadanos de bien.

Definitivamente, todos estos casos tan diferentes entre si nos permiten dejar sin base los paradigmas y estereotipos reconocidos en la sociedad caleña sobre comportamiento y la situación de los individuos afectados por el desplazamiento o involucrados en la desmovilización. De esta forma, podremos ahora tener una visión objetiva y real del asunto, lo cual nos permite estudiar el problema con argumentos reales, libres de dogmatismos o falacias. El hecho de que se presenten tantos comportamientos y formas de adaptación a la vida en las ciudades garantiza que no se puede generalizar en un fenómeno tan complejo como la integracion a la vida civil.

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